lunes, 28 de octubre de 2013

David suarez ramos

La definición de piropo
El piropo se defiene como una expresión de admiración. Es un requiebro o lisonja. y la más genuina expresión del sentir del pueblo masculino hacia la belleza del sexo femenino, aunque con la emancipación de las mujeres en los últimos años también podemos registrar piropos dirigidos a los hombres.

Es expresión de algo bello, de un sentimiento. A veces también puede ser humorístico. Por supuesto nos referimos al piropo limpio y bonito y no al piropo que es vulgar y ofende la dignidad femenina. No, el verdadero piropo es grato al oído. A veces la mujer alarga el paso, pero en la mayoría de los casos no lo hace porque la frase haya herido su sensibilidad sino más bien por coquetería y con el fin de que el piropo le sea repetido.

No siempre el piropo tiene algo que ver con la alabanza de la belleza, al contrario, trata de satisfacer los sentimientos del hombre que así demuestra su machismo. Alabando los rasgos o atributos de la mujer, el varón intenta traspasar las fronteras de la privacidad de la mujer que pasa por la calle y en él está implícito el deseo de poseer la en ese mismo instante. Aunque al final quede todo el esfuerzo en vano.

El significado de la palabra piropo 
timo lógicamente la palabra «piropo» proviene de la palabra latina, pyrpus y ésta en la griega piropos, un compuesto de pyr-pyrós (fuego) y ops (vista, ojo). Se podría traducir como «ojo de fuego».
El término entra en la lengua española en el siglo XV para designar una piedra preciosa de color rojo brillante. Esta piedra podría ser un rubí o un granate.
Más tarde, como metáfora propia de los tópicos de la literatura renacentista, se aplicó a la descripción de la belleza femenina. Tal vez al color del rostro, tal vez al fuego de los ojos. A partir de este último significado, y considerando también los efectos de sonrojo que el buen piropo debía causar, se llega al significado actual de «lisonja, requiebro».


El origen del piropo 
Parafraseando a Ortega y Gasset (1966), observamos que para el hombre,la mujer primero fue una presa que se cazaba como un botín después la presa se torna premio porque «el botín de su feminidad no se puede poseer si no se gana» y a partir de aquel momento empezaron los juegos cortesanos.
Así, a lo largo de la historia, el hombre ha construido un ideal de mujer y la belleza variando según la época y la literatura ha inventado al mejor piropeador el más famoso: el Don Juan. El piropo existe en todos los países del planeta, de forma más o menos graciosa. Puede decirse que es más popular en España y en los países de habla española. España en general, es la verdadera patria del piropo. No hay nada tan español como el piropeo:
Con nuestra espléndida imaginación envolvemos a la mujer, desde la cuna, en una aureola de ideales; nos parece un serafín bajado del cielo para divinizar nuestra existencia, para redimirnos y para volar con ella a las regiones etéreas. Todas las flores del mundo nos parecen pocas para ella; y, como la juzgamos un ser superior, nos fascina, nos subyuga, aprisona nuestro corazón y la hacemos objeto de nuestro culto. De ahí la finura, la delicadeza de nuestro carácter caballeresco e hidalgo.
Lo que ha ocurrido es que el piropo ha seguido una evolución notable que le ha llevado del canto coral al solo, de la cuadrilla a la individualidad, de la noche al día. El origen del piropo debió derivar, sin duda, del romance medieval. El romancero viejo castellano está repleto de poemillas que hablan de los amores de Lanzarote, los amores imposibles de cristianos y moras (romances fronterizos).


Tipos de piropos 
La visión de la mujer: Los piropos que se echan a una mujer están casi siempre relacionados con el cuerpo. La explicación seguro tiene mucho que ver con la época en la que los hombres empezaron a lisonjear a las mujeres. Ver alguna parte del cuerpo femenino era una tentación y por eso estaba siempre asociado con el infierno. Muchos de los piropos destinados a las mujeres hablan de ellas como de diablesas. El hombre siempre quiere tener una mujer como diablesa y su deseo es quemarse por la pasión infernal.
La visión del hombre: Tal vez la visión del hombre tiene mucho que ver con los deseos femeninos. Cada mujer quiere tener a un hombre bueno, fiel, dulce y sobre todo tierno. Será por eso que en la mayoría de los piropos destinados a los hombres éstos están vistos como ángeles. El 92% de los piropos dirigidos a los hombres los caracteriza como ángeles y sólo el 8% los caracteriza como un diablo atrevido, sexy y musculoso.
Piropos 
Si tuviera que hacerte un regalo, te regalaría un espejo, porque después de ti, lo más bonito es tu reflejo.
No quiero dinero ni riqueza, a mi me basta con tu belleza.
¿Cuál es mi delito? amarte, ¿cuál es mi sueño? tenerte, mi mal es no poseerte y mi agonía, olvidarte 
El amor es como la gripe,“siempre acaba en la cama”

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